Neurodegeneración, daño cerebral y rehabilitación

Neurodegeneración, daño cerebral y rehabilitación

Los déficits del lenguaje son una consecuencia común entre las lesiones cerebrales traumáticas, los ictus, la epilepsia, los tumores y las enfermedades neurodegenerativas; son la causa principal de discapacidad en el mundo y acarrean consecuencias sociales dramáticas. En nuestro centro investigamos los biomarcadores cerebrales para la detección temprana de las enfermedades y la posible recuperación del lenguaje a través de mecanismos compensatorios o de plasticidad en el cerebro dañado. Asimismo, uno de nuestros propósitos es trasladar este conocimiento al desarrollo de paradigmas de rehabilitación. 

Las enfermedades neurodegenerativas han suscitado mucha atención entre la comunidad científica, no solo por las perspectivas básicas en cuanto a cognición, sino también por las innumerables implicaciones sociales. Las últimas valoraciones indican que en España existirán alrededor de 1 500 000 de pacientes de alzhéimer para el año 2020. Es más, se estima que el 2 % de la población mayor de 65 años habrá desarrollado la enfermedad de Parkinson. Muchas de las enfermedades neurodegenerativas implican un deterioro de las habilidades cognitivas principales, incluidos los déficits lingüísticos característicos de las afasias progresivas primarias. Debido a que los trastornos del lenguaje son una de las primeras manifestaciones de estas enfermedades, también funcionan como marcadores tempranos, lo que permite tratarlas a tiempo y desarrollar nuevas estrategias terapéuticas. 

Nuestro objetivo principal es identificar los mecanismos compensatorios conductuales y neurales que surgen en presencia de daño cerebral, así como los efectos de las intervenciones lingüísticas y no lingüísticas para favorecer la plasticidad, tanto en la fase posterior a un ictus como ante diversas enfermedades neurodegenerativas. Analizamos cómo pueden ayudar las intervenciones lingüísticas y no lingüísticas (musical, visuoespacial) a los pacientes que hayan sufrido un ictus durante la fase aguda temprana. Mediante diseños longitudinales intrasujeto, llevamos a cabo evaluaciones sistemáticas de los efectos que dichas intervenciones generan sobre la recuperación cognitiva, lingüística y cerebral durante la fase aguda temprana, cuando el grado de neuroplasticidad es mayor. Además, diseñamos herramientas de intervención conductuales e informatizadas para ralentizar la erosión progresiva de las funciones lingüísticas y mejorar el uso eficiente del resto de habilidades cognitivas y estudiamos la eficacia de las herramientas de intervención midiendo los cambios cerebrales (estructurales y funcionales) y comportamentales. 

Los gliomas de bajo grado representan el 15 % de todos los tumores cerebrales primarios diagnosticados en adultos. Debido a su lento crecimiento, permiten al cerebro adaptarse progresivamente y transferir las funciones lingüísticas de las zonas dañadas a las sanas y así aliviar los síntomas neurológicos graves. Por tanto, los mecanismos de neuroplasticidad pueden localizarse antes y después de la intervención quirúrgica, lo que aporta nuevas perspectivas sobre la compensación lingüística y la reorganización de las redes. Para ello, implementamos un diseño longitudinal que mapea la función lingüística utilizando las técnicas de fMRI y MEG antes y después de la extirpación del tumor para investigar los biomarcadores de la recuperación del lenguaje en pacientes bilingües y monolingües. A nivel clínico, trasladamos el conocimiento experimental básico para aportar información a la práctica neurooncológica diaria y ayudar a los neurocirujanos a planificar y optimizar las estrategias interventivas en cada paciente específico. Con este fin, desarrollamos tareas cognitivas personalizadas que, en combinación con la estimulación eléctrica directa durante la operación, ayudan a identificar los límites funcionales del tejido relevante a nivel lingüístico y, por tanto, preservan la funcionalidad del lenguaje. En colaboración con diversos neurocirujanos, queremos minimizar el riesgo de déficits del lenguaje posteriores a la operación, y así mejorar la calidad de vida de cada paciente.